viernes, 31 de diciembre de 2010

EL MAESTRO INTERNO

Carlos Mora V
Nuestras buenas y nuestras malas acciones nos siguen casi como una sombra Buda
Muy poca atención le prestamos al hecho de no estar atentos en muchos aspectos de nuestra vida, y desperdiciamos tiempo, nuestra oportunidad de vida legada, descuidando nuestro comportamiento y sobre todo, el adentrarnos en nuestro crecimiento espiritual , contactándonos con nuestro maestro interno, ese que  nos acompaña  de otras vidas,  nos aporta sus enseñanzas, luces necesarias para alumbrar  y seguir la senda que nos corresponde en pro de saber aprovechar el tiempo que se nos da con esta forma para  permanecer en esta dimensión
 Le damos muy poca   importancia en  compenetrarnos con nuestro maestro interno, quien nos lega, sugiere todas aquellas acciones que hemos realizar y  nos favorezcan en nuestro  crecimiento.
Sobre ello nos comenta ww.ow11.org/el-maestro-interior, que el maestro interno es más real de lo que parece, aunque muchos lo percibamos como intuición, inspiración o incluso como casualidad. Para nosotros la casualidad es algo que no existe, que no tiene cabida en el universo, no aceptamos el concepto de casualidad. Creemos que es incompatible el concepto de casualidad con el concepto de divinidad, y puesto que nuestro análisis de las cosas nos lleva a tener que aceptar casi forzosamente la idea de divinidad, entonces hay una incompatibilidad entre la idea de divinidad y la de casualidad. Porque si la casualidad existiera en el universo, aunque sólo fuera como una posibilidad remota, todo el plan divino se iría al garete. Si en todo el plan divino hay algo que está descontrolado, que puede ocurrir al azar, todo el proyecto inicial del creador, debido a este azar, puede resultar bloqueado en un punto y a partir de ahí, debido a este punto de azar, todo el plan se viene abajo; por tanto es absolutamente imposible que haya un plan divino y que quede una opción para que sea abortado en un punto. Concebimos el hecho de que desde la primera hasta la última circunstancia están dentro del Plan. No hay nada que pueda salir del plan, que pueda salir del orden, que pueda salir del esquema central de las cosas. Todo ocurre porque, donde, cuando y como debe ocurrir. Una cosa diferente es que nosotros nos sintamos contentos con lo que ocurre, que seamos capaces o no de comprender por qué ocurre, pero ocurre en el momento apropiado de un determinado plan.
Así que cuando pasa algo en nuestras vidas, lo que tendríamos que hacer es preguntarnos no el porqué, sino para qué.

Por su parte ,Karlfried Dürckheim  en un interesante artículo sobre este tema,  Fragmento de El Maestro Interior, publicado en : http://sn128w.snt128.mail.live.com/default.aspx?wa=wsignin1.0, nos aporta, que
El maestro interior somos nosotros mismos, bajo el aspecto potencial, hecho consciente, de lo que podríamos y deberíamos ser. El maestro interior, en el sentido de aptitud para comprender y reconocer esta potencialidad, exige cierto grado de evolución. Para oir como llamada la voz del maestro hay que estar presto a ello. Responder a esa llamada exige, no solamente coraje sino también cierta humildad.
No supone presunción reconocer al maestro en uno mismo. Hacerlo así eleva, colma y compromete a la vez :se precisa humildad para aceptar el peso de este compromiso y del camino a recorrer por esta Vía. La verdadera humildad no consiste sólo en no querer parecer más de lo que uno es. Es también aceptar ser más de lo que uno parece ser. Hay una falsa modestia que es,  miedo en aceptar las responsabilidades. Y es un obstáculo para dejar emerger al maestro interior.
El sentido y reconocimiento del maestro en nosotros como deseo de "ser como Dios" es una condición necesaria para que actúe la fuerza autónoma de la  VIA. No se podría decir que un hombre ha dejado el CAMINO si, en principio no se le reconociera la capacidad de seguirlo

Se insiste en señalar, que el maestro en nosotros responde al discípulo interior. Maestro-discípulo-camino están ineluctablemente unidos, no sólo en el mundo, sino también en nosotros. El despertar del maestro interior es al mismo tiempo el despertar del discípulo y ambos existen sólo en la relación con la vía interior en la que el maestro guía y el discípulo sigue ,en este mundo  pero también en uno mismo. Reconocer y aceptar un maestro supone que el despertar del maestro y el discípulo interior, se haya producido ya en nosotros y que ambos hayan despertado al CAMINO
 En definitiva, no hay que olvidar como lo redacta http://www.ow11.org/el-maestro-interior, que no se intenta que seamos muy sabios tal y como se entiende normalmente; el aprendizaje que hemos venido a hacer, el crecimiento que hemos venido a hacer es del alma, es interno, es de lo que somos, no de lo que sabemos. Hay personas que saben mucho, pero que son realmente poca cosa. Todavía tienen que aprender las lecciones más elementales de humildad, de comprensión, de aceptación... ya no entremos en la desculpabilización, el amor... es de bachillerato superior. Las personas estamos aquí aprendiendo a ser y todo lo que estamos viviendo, todo lo que nos está pasando y todo lo que nos está ocurriendo nos hace más enteros, más profundos, más "yo". Es nuestro ser lo que está creciendo y al crecer nuestro ser, no hay otra forma, crece nuestra sabiduría.
Sabio no es el que tiene muchos conocimientos, no nos equivoquemos, sabio es el que tiene mucha comprensión, el que comprende. Saber es ser capaz de entender el significado, lo profundo, no la forma ni la estructura. Cada vez se tiende más a valorar la estructura y a ignorar por completo el significado. De hecho los significados nos asustan, nos molestan, nos burlamos de la gente que propone significados. Lo único que nos va a llevar a algún tipo de crecimiento interior y a algún tipo de mejora es el significado, es el fondo, lo interno, no la forma. Sabio es aquel que conecta con el significado de las cosas.
Se es sabio un poco a través de la experiencia, y muy a menudo se tiene experiencia no porque la busquemos, sino porque nuestro maestro interno se encarga de ello.

En este sentido el universo nos da regalos y trampas, pero no hay que perder de vista que toda trampa es un regalo y todo regalo es una trampa. Cada vez que el universo nos juega una mala pasada ciertamente duele, pero en el dolor y en el aprendizaje que obtenemos de ese dolor obtenemos un crecimiento enorme y por tanto es un regalo; si lo sabemos superar es un regalo. Te enseña a desapegarte, a quitarle importancia a ciertas cosas que no la tienen, a no depender de las relaciones; te enseña a ser libre, a estar abierto, a comprender cosas.

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