domingo, 20 de marzo de 2011

EL SILENCIO EN LA MASONERIA


Carlos Mora V
Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible, como un sueño que nunca lograré realizar y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás. José Angel Buesa
Cultivar y practicar el silencio en muy importante en el crecimiento de toda persona y en este caso particular que nos concierne del masón.
Hay determinar su alcance, lo que ello representa y genera una vez que determinamos su relevancia y lo ponemos en práctica.
Justamente, dado a lo que involucra y aporta,  nos recuerda muy bien A.V. M. que en los tiempos de Pitágoras  se apreciaba el silencio en su más amplio y profundo significado esotérico. Por este motivo, los aprendices que acudían voluntariamente a la famosa Escuela de Trotona debían de permanecer  en silencio los cinco primeros años de su alumnado.
Esta antigua y aceptada actitud iniciática se denominaba mystodotes, que significa: “el que se inicia en los misterios”y que, conjuntamente, con mystikos  que se traduce por secreto, místico o relativo a los misterios, se derivan del verbo myoo: cerrarse, estar cerrado, cerrar los ojos, oír y callar.
Agrega A.V.M. que los masones, especialmente los aprendices, están obligados a considerar estas palabras con el mismo sentido y trascendencia que daban los pitagóricos, observándolas con el respeto  que se merecen y dándoles la importancia iniciática y esotérica que tienen.
Del mismo modo, mística o místico, deriva del  mystikos griego. De esta manera místico, es el que habla en voz baja y entrega la palabra sagrada de boca a oído
Se nos dice además, que a todos los Aprendices con muchas excepciones, le sorprende el que se le prohíba terminantemente esculpirla, grabarla, trazara, e incluso, pronunciarla si adoptar antes las precauciones y las formas necesarias. Esto se debe a que la palabra sagrada hay que incorporarla al espíritu, a la mente, al fuero interno de cada cual, a fin de que tenga ella una ubicación abstracta, pues ésta es la única manera de que nos vivifique e ilumine, y porque en otra forma tendría  el carácter de una letra muerta que nada aportaría a nuestra sed de conocimiento.
Por tanto señala A.V.M. que la Tenida Masónica, fuente fecunda de toda idealización progresista, inicia sus trabajos imponiendo el silencio, con el alcance espiritual y mental que le diéramos. Esta precaución básica en la ginnacia masónica, tan indispensable como fundamental y trascendente, nos potencia intensamente para abordar, con éxito, las empresas más atrevidas, y para planear objetivamente que en otras circunstancias no sería posible realizar.
El Silencio creador, base del Progreso y de la evolución de la especie humana, se torna más notable en las reuniones de hombres de buena voluntad, amantes del prójimo como son, por lo general. Aquellos que se encuentran adscritos a la Francmasonería Universal.
 Nunca se debe olvidar, que la Logia no es el Taller permanente tal, sino que este Silencio  iniciático, se proyecta a todos los que asisten a los trabajos, y por extensión, al universo entero. En otras palabras: Hombre- en su templo interno_ ; Taller- en el que laboren los obreros de paz, y Universo- en su aspecto cósmico. Y todo está involucrado en la expresión: Logia
En definitiva , destaca A.V.M., el silencio masónico es el silencio creador necesario para toda especulación filosófica e iniciática; es la manifestación más elocuente del trabajo bien orientado de nuestras facultades pensantes y el llamado silenciosos que nos hace la jerarquía del cuerpo espiritual de nuestra Obediencia para enfocar en los lugares consagrados las materias que competen con un específico trabajo masónico.
 Por su parte, Lucis Pitágoras nos aporta al respecto, que el silencio, es un don de los sabios, y se logra, como se logra coronar toda virtud, por el perfeccionamiento interior, por su búsqueda y aplicación diaria, cosa que el mundo actual, no pareciera tener en gran estima, pues somos testigos y muchas veces actores del barullo absurdo del hablar por hablar, eso nos lleva poco a poco a una dependencia tal del ruido y de los superficialmente banal, que cuando por casualidad entramos en un espacio de silencio, nos parece raro, curioso, algo que no es nuestro, aquello que es ajeno a nosotros y que nos parece muchas veces absurdamente extraño. Muchas veces, comenzando por mí, sentimos que el silencio nos mata, que nos pone en una posición incomoda, pues los ambientes silenciosos, siempre llaman al hombre a la interiorización, al encuentro consigo mismo
El silencio es para el masón, virtud firme que conlleva a la corrección de defectos, es parte del trabajo del cantero, que con el cincel y el mazo, simboliza y aplica en la practica, la devastación de la Piedra Bruta, o en el decir de San Pablo, trasforma el hombre viejo con sus defectos en el hombre nuevo, para la Gloria. Gracias a la observancia del silencio, el masón hace crecer en su vida interior, la capacidad de escucha, acrecienta poco a poco su buen juicio y sabe tener piedad y sana compasión de los defectos de los demás, a partir del trabajo escultórico de su cambio interior, para ser persona integral, hombre de bien y varón probado en el duro pero bello andar en la vida.
Se nos recuerda además, que el silencio esta representado por la cuchara de albañil, también llamada llana, pues con ella el albañil aun hoy toma el cemento y los esparce en la hilera de ladrillos, debidamente niveladas y aplomada, para construir la edificación material y cubrir con la capa de cemento el sostén que permitirá agregar la próxima hilera, eso mismo hacemos nosotros los masones especulativos, con la llana de la paciencia y el silencio, extendemos una capa de bondad sobre los defectos que vemos en el otros, sabiendo como dice el Evangelio, ¡ que primero miremos la viga en nuestro ojo, antes de ver la pelusa en el ojo del hermano"; duro ejercicio es este, pues el masón gasta su vida en la devastación de su vida interior, es decir de su defecto, limitación espiritual y limpieza de todo aquello, que lo hace ver a la Orden como algo mas que un club social, una asociación de caballero y un encuentro de viejos amigos. En la practica ascética y sana del silencio, nosotros los masones, tenemos nuestro mayor reto, escucharnos a nosotros mismos y escuchar en la sabias leyes cósmicas que rigen el universo, la voz dulce y suave, del Gran Arquitecto. Allí en esos momentos, nos descubrimos tal cual somos, encontramos nuestros defectos y faltas, recordamos en esa practica efectiva del silencio, cual es efectivamente nuestro deber para con Dios, nuestros deberes para con el prójimo y nuestros deberes para con nosotros mismos.
En definitiva se nos invita a tener presente, que  en el silencio, hablara la voz interior, esa voz que es regalo divino y nos interroga y señala, esa voz que en el silencio con nosotros mismos, se expresa como conciencia y nos induce a recordar como masones, el momento primero de nuestra Iniciación como eternos Aprendices, en el contacto silente e impresionante de nuestra permanencia en la Cámara de Reflexiones, donde podemos decir, con R. Tagore: " Acéptame oh Dios y que se lleve el olvido los días huérfanos que pase sin Ti”
AL:.G:.D:.G:.A:.D:.U:


No hay comentarios:

Publicar un comentario