jueves, 24 de marzo de 2011

EL MODO TRANSEUNTE


Carlos Mora Vanegas
“No es necesario ser más inteligente, para ser menos ignorante. No es necesario tener más para dejar de tener menos. No es necesario ser más bueno, para dejar de ser malo. el desarrollo de la vida siempre ha sido visto como un cambio de un estado menor, peor, más estrecho, más bajo, a uno mejor, mayor, amplio, más alto… “ Alejandro Bufón

En esa búsqueda de lograr ese crecimiento espiritual que se requiere, especialmente cuando transitamos en la dimensión de las formas perecederas, en lo ilusorio, lo perecedero, se debe evaluar, conocer el modo transeúnte, que como nos lo recuerda y comenta Abufón, rompe con la idea de que la vida es un proceso de perfección de cualidades, transformándola en la simple vivencia de un sin número de estados, que van de un extremo al otro, pasando por todos los rasgos intermedios.
Es aquella actitud que permite no quedarse determinado o fijo en algún estado interno. Justamente comenta Abufón, cuando uno queda determinado, cuando se queda pegado en un estado emocional, intelectual o espiritual, el resultado es siempre el sufrimiento y la pérdida de libertad para percibir y elegir nuevas opciones.
 El modo transeúnte nos recalca, desafía la concepción lineal y telifinalista de la vida que actualmente condiciona toda nuestra cultura. Este paradigma casi absoluto establece una dirección para todos los movimientos y conductas humanas que va desde: de lo malo a lo bueno, de lo insensible a lo sensible, de lo material a lo espiritual, de lo peor a lo mejor, de la pobreza a la riqueza, de la intranquilidad a  la paz, del odio al amor.
Se insiste en destacar también,  que la actitud del transeúnte se rompe con la idea de que  la vida es un proceso de perfección de cualidades, transformándola en la simple vivencia de un sin número de estados, que va desde un extremo al otro, pasando por sus rangos intermedios. A propósito  ¿Cómo ha sido su modo transeúnte, ¿Qué experiencia le ha aportado? ¿Se ha detenido a meditar sobre ello?
Abufón nos agrega además,   que la vida tendría un sentido en sí mismo, como un proceso inagotable de autoprocreación de múltiples estados en un cambio incesante al adentrarnos en el modo transeúnte, en donde los logros y éxitos que tanto agobian al hombre pasaría a ser sólo un cierto tipo de estados entre muchos otros y el fracaso dejaría de producir el dolor que sentimos habitualmente porque lo viviríamos como una etapa más de un devenir inagotable.
Definitivamente, debemos de analizar nuestras programaciones,  descubrir si todavía permanecemos dormidos, indagar como lo comenta Anthony Mello,  que es necesario estar despierto, no dejarse afectar por nada, ni por nadie, ser libre, poder elegir nuestra propia reacción frente a cosas, situaciones, personas, crear nuestros propios hábitos , cultura y si se llegara a descubrir que todavía reaccionamos programadamente, es porque existe ese control del que se vale la sociedad para imponer sus criterios. De ahí, que no nos sorprenda que estamos siendo controlados en la medida que seguimos dormidos por el consumismo, ansias de poder, ambiciones  política, el trabajo y por el ocio.
Mello insiste además en señalarnos,  que se tenga presente, que vivimos en una era adoctrinada y nos dejamos arrastrar por las programaciones, hay que vivir desidentificandos de nuestras creencias, sin apegos, olvidados del ego que genera egoísmo y celos y por el cual entran, se dan todos los conflictos.
Sorpréndase inatento y determine hasta que punto es auténtico, si lo han manipulado y por qué se ha dejado. Haga uso adecuado de su libre albedrío y aproveche cada minuto de su existencia que se le da en pro de crecer, de cumplir con su misión, no permita el condicionarse, ni apegarse a todo aquello que sabemos es ilusorio, perecedero… Inténtelo, este vigilante al respecto.







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